domingo, 21 de octubre de 2012

La Llorona Huasteca


Eran en aquel entonces los meses de julio y agosto en los años de 1790 – 1800, en una aldea huasteca fincada en la sierra de Otontepec sobre el rio Tancochin, quizá Tancoco, quizá Amatlán, quizá Chinampa, quizá Naranjos.

La aldea se componía de apenas unas veinte familias Téenek, entre ellas habitaba un matrimonio formado por Chajíp (otate fuerte) y  Chuyém (flor maravillosa) padres de cinco niños, el más grande de nombre Tocob (nube) como de seis años, Chanab (grillo) de cinco años, Jel (sereno) de cuatro años, Expidh (solito) de tres años,  Albedh (hermosa)  de casi dos años y Uco (tordo) como de seis meses.

Se podía decir que esta familia era la más feliz de toda la aldea, pero la desgracia cambiaria por completo su destino.

Fue un día nublado con amenaza de lluvia, cuando Tocob llevo a bañar a sus hermanitos a una poza de agua cristalina sobre el río, estuvieron retozando divirtiéndose en demasía, sin descuidar a sus hermanos menores.

Ya en la tarde casi para salirse del agua comenzó a llover precipitadamente, que Albedh la más pequeña se espanto y se dejo caer en las aguas de la poza y Chanab se abalanzó sobre de ella para sacarla, pero de repente la corriente los arrastró sobre el río, al ver Tocob que sus hermanitos se estaban ahogando se echa al agua queriéndolos rescatar, lo mismo hace el pequeño Expidh pero el cauce del río era demasiado fuerte y se los llevo.

Chuyém la madre al ver que la tempestad estaba arreciando corre a la milpa con Uco en brazos para avisarle a su marido Chajip que los niños andaban en el rio y no regresaban, despavorido Chajip va hasta el río y al ver que uno de sus hijos estaba siendo arrastrado por la corriente se lanza también al río muriendo ahogado, Chuyém al ver la tragedia se arroja desesperada con el niño en brazos y también es arrastrada por la corriente.

Los aldeanos comenzaron la búsqueda por las orillas del rio sin encontrar rastros de la familia, hasta como a los diez días, en una mañana nublada encontraron a Chuyém  a la orilla del río con la vista perdida, su cuerpo desnudo y su rostro desecho, casi cadavérico que producía terror, la envolvieron en una manta blanca y la llevaron a la aldea, no quiso comer ni beber agua, solo balbuceaba llorando lagrimas secas, (na´cuitol´i, na´cuitol´i )¡mis hijos… mis hijos!  Desde entonces le empezaron a decir  “Uxum ok´ol” (mujer que llora) o la llorona.


Publicado por: mxlq
Martes, 16 de Octubre de 2012 20:59                                                                                                por el administrador

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