domingo, 21 de octubre de 2012

Leyenda del Cristo del Santo Entierro


En el siglo XVI el poblado de Tepeji era paso obligado para los viajeros que se dirigían a la capital del Virreinato a entregar o vender las mulas que traían del norte ó cualquier otro animal para su venta.

Pues bien, en una hermosa tarde, las pocas personas que paseaban por las cercanías del convento, vieron que una mula se internaba por las puertas del cementerio, aún cuando algunos de ellos comentaron sobre su procedencia, sobre la falta de arriero y sobre el lugar en el que animal vagabundo buscaría refugio.

Al día siguiente, cuando el sacristán abrió la puerta de la iglesia, encontró una mula cargada con dos cajones, echada cerca de la puerta, lo que impedía la entrada de los frailes. Llamó al cura y entre ambos trataron de levantar a la acémila sin lograrlo. Esta operación se repetía cada que llegaba algún hombre, pero parecía que el animal se había adherido al suelo. Hasta que al fin alguien sugirió que se le quitara la carga, cosa que realizaron
 inmediatamente y enseguida el animal se levanto sin ningún esfuerzo.

Paso el tiempo el tiempo y al ver que no se presentaba el dueño de la bestia, se consulto el caso a las autoridades civiles y religiosas. Ambas convinieron en abrir las cajas para ver su contenido. Se procedió a forzar las cerraduras y se encontraron con un Cristo de gozne dividido. Y este es el Cristo guardado en una urna que se venera bajo advocación del Santo Entierro y que todos los Viernes Santos sale del templo acompañando a los cuadros de la Procesión del Silencio.


Publicado por: Padulcofrade
Fuente:
María del Carmen Mínguez Alcántara
www.hidalgo.gob.mx/municipios/municipio.asp?municipioID=63

No hay comentarios.:

Publicar un comentario