viernes, 19 de octubre de 2012

Peña del Zumate


El Zumate, bella y majestuosa roca que se encuentra frente a Real del Monte, Omitlán y Pueblo Nuevo, es una roca que se levanta a 3,157 metros sobre el nivel del mar. Se puede llegar casi a su base por camino de tierra, entrando por Pueblo Nuevo, pero si ustedes quieren llegar a pie y admirar bellos paisajes, saliendo de Real del Monte, pasar por la mina de Cabrera y ascender hasta el Zumate, lo que es un poco cansado pero se compensa con el aroma del bosque, las profundas cañadas y las vistas del paisaje que rodea a uno.

Claro, si a usted realmente le gusta el excursionismo y algo de alpinismo le sugiero la caminata desde el pueblo de Omitlán o desde el Rincón de las Estrellas, e inicie la ascensión hacia el Zumate, le aseguro que si se va a cansar, porque es la ruta más pesada para llegar a él. Pero a lo mejor en esa ruta encontrará algunas rocas con figuras casi de humano, que según una de las leyendas han quedado petrificados como más adelante se los narrare.

El Estado de Hidalgo, sobre todo en la zona de El Chico y Real del Monte, son ricos en montañas que son la delicia de los que les gusta el alpinismo y como ejemplo tenemos Las Ventanas, La Botella, El Fistol, La Pared de la Bruja, Los Panales, La Muela, Los Frailes, El Conejo, Peñas Cargadas, El Corazón, El Centinela, El Crestón, El León Alado y muchas más, y la mayoría tiene su leyenda, también algunos lugares como El Contadero o laberinto, la presa El Gallo, El Cedral, Jaramillo, la cascada de San Pedro, pero en el caso de El Zumate, tiene más de cuatro leyendas.

Y empezamos con la primera : Cuentan que por allá en los años de gracia del señor, aproximadamente en 1650, se encontraba en España un pastor cuidando sus cabras, cuando se vino una lluvia muy fuerte, por lo que se oculto en una cueva dejando afuera las mismas. Era un 24 de junio. En el fondo de la cueva vio una luz y pensando que era otro pastor que también se había refugiado del agua, se encaminó hacia él y lo que encontró fue otra salida a un valle muy extraño, ya que carecía de colores, todo era gris y blanco.

Le dio miedo pero la curiosidad fue mayor y bajo al valle, ahí encontró animales como toros, pero de un solo cuerno, y árboles con frutas como melones, pero todo era grisáceo. Una vez que su curiosidad fue satisfecha, trató de salir por la cueva que había entrado, pero no la encontró porque había muchas cuevas casi iguales. Entró en una de ellas y su sorpresa fue mayúscula al salir en una roca que no conocía ni los paisajes, menos el pueblito que se encontraba allá abajo, en la planicie y mismo al que se encamino llegando a Omitlán ya que había salido en El Zumate.

Todo confuso y fuera de si no aceptaba que estaba en la Nueva España, a miles de leguas de su lugar de origen, exactamente un año después. Tanto fue el alboroto que hacia, que la Santa Inquisición lo apresó y después de investigar que efectivamente, hacia un año había desaparecido misteriosamente un pastor en la región de Peña Santa, cerca de la cordillera Cantábrica, donde solo encontraron sus cabras, claro que la Santa Inquisición todo lo que no entendía lo proclamaba poseído por el demonio. Lo sentencio al pobre pastor a morir en el potro del tormento.

Según algunos viejos, dicen que esta leyenda se las contaron unos monjes del templo de Atotonilco el Grande, y que desgraciadamente estas narraciones, igual que muchas más, junto con otros documentos, fueron saqueados y quemados por los revolucionarios.

¿Será verdad? ¿Será mentira? Vamos a dejarlo como una de las leyendas más increíbles de esta región, pero ustedes habrán leído en otros libros de casos parecidos.

La leyenda que sigue me fue contada por algunos ancianos de Omitlán, Real del Monte y la región de Capula y según dicen que hace ya algunos años, allá por el principio del siglo pasado, andaba un arriero recogiendo su leña, un 24 de junio.

Era vecino del pueblo de Omitlán, hombre casado, pobre, pero feliz, se le había hecho tarde y la lluvia empezó a caer como siempre sucede en esa fecha. Se encontraba cerca de la base de la peña El Zumate, y al soltarse el aguacero se refugio en el interior de una cueva que él no había visto antes pero él no le dio importancia, ya que la lluvia caía con mucha fuerza.

Al estar en el interior vio una luz en el fondo de la misma, por lo que fue a investigar, encontrando otra salida a un valle. El conocía bastante bien esa región y sabía que no existía ningún valle en esa zona, pero la curiosidad lo hizo penetrar al mismo, donde encontró varios tipos de animales muy diferentes a los que él conocía y árboles con frutas muy grandes, pero todo era grisáceo, no había colores.

Una vez que vio todo volvió a la cueva donde había entrado, saliendo a buscar un burro, el cual no encontró. Pensando que el animal se había regresado solo a la casa, empezó a bajar el cerro y al entrar en la población vio que la gente, al encontrarse con él, no solo no le contestaban el saludo sino que se alejaban de él, y se persignaban poniendo cara de espanto. Él no comprendía el porqué.

La gente lo empezó a seguir de lejos. El siguió rumbo a su casa y al llegar, su esposa, al verlo, se desmayo y sus hijos se echaron a correr. Cuando despertó su esposa y después de algunos momentos, él le contó lo que había encontrado dentro de la cueva y le preguntaba el porqué de la actuación de los vecinos, ya que él pensaba que sólo había estado en el monte, allá arriba, en El Zumate, sólo unas horas.

Pero no había sido así, ya que había pasado un año aproximadamente. Su esposa le dijo que como no había regresado todo el pueblo pensó que había muerto así como ella y siendo los tiempos difíciles pues ella se había vuelto a casar.

Seguimos con las extrañas pero hermosísimas leyendas de la peña del Zumate. Esa peña que se encuentra al noroeste del Real Del Monte y que es uno de los guardianes eternos de ese centro minero. El Zumate se encuentra a 3,157 metros sobre el nivel del mar y desde donde se admira uno de los paisajes más extensos de nuestro querido Estado de Hidalgo, como es el Valle de Atotonilco hasta más allá de la Cañada del Río Venados, los cerros de San Agustín Metzquititlán, así como parte de la Vega de Metztitlán, Río Amajac, Doña Ana, Cerro Colorado y parte de sierra hidalguense, y que podemos decir del Cerro de la Navajas, Cerro Viejo, El Zembo, El Jacal, Puerto de Lobos y Huayacocotla, ya en el Estado de Veracruz; Cerro Juárez en Zimapán, en fin, es una vista preciosa e increíble, llena de paisajes que sólo desde El Zumate, se pueden admirar y dar gracias al creador por permitirnos ver lo grandioso de la naturaleza.

En la semana anterior relaté dos de las leyendas, muy similares una de otra; hoy, les narraré lo que según algunos viejos lugareños de esta comarca me han contado:

Según dicen, el 24 de junio, en determinados años, cuando anda un hombre solo por la base del Zumate, se le aparece una niña como de nueve años, muy hermosa, con un pelo que le llega casi a la cintura, y que con voz melodiosa le dice al viajero solitario que ella es un encanto, parte de la leyenda del Zumate y que si logra lo que le pide, ella le entregará un tesoro tan grande que servirá para todas las gentes pobres de esa región; además, le enseñará una ciudad que se encuentra dentro de la Peña del Zumate.

Lo que ella pide es que el viajero la lleve cargando en su espalda hasta la iglesia de Omitlán y que allí la baje ante el altar, pero con la condición que por ningún motivo, aunque oiga voces, ruidos, gritos o lamentos, derrumbes o que lo llamen por su nombre, debe mirar hacia atrás, porque quedaría encantado y convertido en piedra y sería una más de las ya existentes en las veredas que hay en la parte más agreste del Zumate a esa población. Y cuenta la leyenda que, hasta la fecha, no ha habido ningún viajero que lo logre porque según se dice, cuando inician el descenso, cargando en su espalda a la bella niña, poco a poco sienten que su peso aumenta, oyen ruidos, los llaman por su nombre y todo lo que la niña les había mencionado y como es normal, el miedo les hace mirar hacia atrás, y en ese instante procede el encanto. Otros más valientes han logrado casi bajar al valle, pero algunos caminantes que se han encontrado les dicen que como es posible que traigan cargando “eso” a sus espaldas, lo que hace que el pobre viajero mire hacia atrás y se dé cuenta que viene cargando en sus espaldas una víbora de cascabel de gran tamaño, por lo que el miedo los hace soltar a la bella niña, convertida en una gran serpiente, quien los arrastra hacia el Zumate, convirtiéndolos en una más de las piedras que existen en esos parajes.

Que hermosas son las leyendas que nos hacen pensar en el misterio de la creación.

Hay otra leyenda que dice, que en la parte más alta del Zumate, hay dos pequeños orificios del tamaño de 3 centímetros de diámetro y que antiguamente estaban cubiertos por roca de cristal y que precisamente el 24 de junio, si miraba uno a través de ellos, veía en el interior de la Peña del Zumate, un castillo hermosísimo y una ciudad llena de luz, jardines, animales y frutos desconocidos por los humanos. Con el tiempo esos cristales desaparecieron pero a la fecha existen los dos orificios, muy difíciles de encontrar.

Sea cualquiera de las cuatro leyendas, la más creíble no deja de tener su encanto y misterio. Ojalá y tú algún día seas el afortunado de descubrir la verdad de la “LEYENDA DE LA PEÑA DEL ZUMATE” .


Las tradiciones en Real del Monte. Publicado en el periódico el sol de Hidalgo el 12 de junio de 1994. Por David Guerrero R.

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