lunes, 22 de octubre de 2012

Quetzalcoatl.



Quetzalcóatl, es una de las principales deidades de las civilizaciones prehispánicas, presente en casi toda la Mesoamérica del siglo XV, que tiene desde su origen, un sin fin de misterios: considerado por diferentes historias como un hombre, un mito o una leyenda.
El origen de su nombre parte del náhuatl y significa “Quetzal”, ave de hermoso plumaje y “Coatl” que quiere decir serpiente, derivando en lo que comúnmente se conoce como la “Serpiente Emplumada”. Esta deidad fue una de las más populares en la tradición prehispánica, hace referencia a la unión de las aguas pluviales y las terrestres, lo cual, entre los pueblos agrícolas, era indispensable para su sobrevivencia, por lo que marcaba el origen de la vida misma.

Cuenta la leyenda que cuando la creación del mundo había terminado, los dioses y humanos vivían en armonía, todos eran felices, a excepción del dios Quetzalcóatl que veía con enojo como los humanos eran subyugados por los demás dioses. Por lo que decidió adoptar la condición humana para compartirles el conocimiento y el arte que poseían las deidades.

Al llegar al mundo de los humanos vagó por muchas tierras hasta llegar a Tollan, lugar que se dice, actualmente está en México dentro del Estado de Hidalgo. A su arribo se estaba ofreciendo un sacrificio en honor de su hermano Tezcatlipoca, y enfurecido por esta barbaridad, detuvo la ejecución.  

El sacerdote que realizaba el sacrificio, gritó furioso, mientras el cielo se tornaba gris con nubes que anunciaban una gran tormenta, rayos y truenos. Quetzalcóalt los calmó y les dijo que mientras él estuviera en Tollan la ciudad florecería como ninguna.

Acto seguido alzó las manos al cielo y los vientos empezaron a soplar, despejando las nubes. Desde ese entonces, los hombres quisieron rendirle culto como a una deidad. Rechazó cualquier clase de lujo y los invitó a vivir con humildad y a aprender con la pureza del alma.

A partir de ese momento, Tollan  creció y prosperó. El dios en forma de humano les enseño a cultivar las semillas del maíz, a trabajar el jade, oro y la obsidiana, a teñir el algodón, el arte de la astronomía, enriqueció su escritura, fomentó el culto a los dioses y prohibió los sacrificios humanos, en lugar de eso les enseñó el autosacrificio punzándose con espinas de maguey. Creó una orden de doncellas que se dedicarían a la limpieza y mantenimiento de los templos, en fin, la ciudad se convirtió en una ciudad grande, bella y sagrada.

Pero el dios Tezcatlipoca, hermano de Quetazalcóatl, no estaba contento con el desempeño de su pariente, así que ideó un perverso plan para destruir su imagen. Cierto día, Tezcatlipoca se disfrazó de anciano y le llevó un regalo a Quetzalcóatl, éste lo recibió con gran gusto y humildad, al ver que se trataba de un maguey que emanaba un líquido exquisito. Sin embargo, Quetzalcóatl no sabía que ese líquido tan delicioso era el “octli” o “pulque”, bebida embriagante que no había sido descubierta. Quetzalcóatl la bebió con mucho agrado, bebió y cantó como nunca. Estaba tan extasiado que llenó de deseos carnales,

como mujer a Quetzalpetatl, una sacerdotisa de su culto, rompiendo su celibato. A la mañana siguiente se sintió inmundo y tomó la resolución más difícil de su vida, pues ya no era digno de dirigir Tollan.

Se dirigió hacia el mar, construyó una barca con serpientes y navegó con rumbo a donde se pone el sol, prometiéndoles a los toltecas que volvería en un año “Ce Ácatl” para regresar a Tollan a vengar por esa traición. Casualmente ese mismo año prehispánico correspondía al año 1519 de nuestra era, año que llegaron los primeros españoles por la misma costa por donde Quetzalcóatl desapareció.

Por otro lado y según algunos historiadores, las representaciones de Quetzalcóatl lo muestra como un hombre blanco, alto y barbado. Por lo que se asegura que este personaje pudo haber sido real, tratándose de un vikingo que llegó a las costas del Golfo de México y que tiempo después los Toltecas convirtieran en su dios, por todos los conocimientos nuevos que les inculcó.

Lo más extraordinario de esta historia es que fueron precisamente estas características físicas y al resplandor áureo de las armaduras y vestimentas, por las que el conquistador español Hernán Cortés, fue confundido con este dios.

Las fechas coincidieron, así como los presagios augurados por los magos y sacerdotes aztecas, por lo que toda una civilización, creyente de estas profecías, pensó inmediatamente en el regreso de Quetzalcóatl.

Lamentablemente se dieron cuenta muy tarde de que ese dios, no era más que un hombre que venía en busca de oro y dispuesto a terminar enteramente con una gran civilización.

El gran Quetzalcóatl es recordado entonces como un gobernante y político ejemplar, héroe civilizador, inventor del calendario, descubridor del maíz, maestro agricultor, inventor del arte de fundir metales, tallista de piedras preciosas, juez y jurista y dios unificador del mundo. Su importancia hizo que las diferentes culturas prehispánicas le rindieran culto, ya fuere como Quetzalcóatl o como Kukulkán.

Sus enseñanzas llegaron a diferentes civilizaciones, incluyendo a los olmecas, mayas, mixtecas, toltecas, pero principalmente a los aztecas. Y todavía resulta más enigmático que todas las culturas le describen igual y tan sólo con pequeñas variaciones.

Publicada por: www.guiascostarica.com/mitos/mexico03.htm
Fuentes:
Leyendas Mexicanas de antes y después de la Conquista
Edit. EDAMEX


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