domingo, 14 de octubre de 2012

Las Patas de Gallo

En el terreno que actualmente ocupa la presidencia municipal de Cuautepec, existió una fábrica textil cuyos empleados terminaban su jornada diaria a altas horas de la noche.
Un dia en el que se celebraba un baile, algunos de los trabajadores decidieron asistir y uno de ellos partió de madrugada hacia su casa que se encontraba rumbo a Tulancingo.
Como en esa época no existian transportes tuvo que trasladarse a pie, fue entonces cuando a la altura de la región denominada El Paraiso, observó a una jóven de esbelta figura que caminaba frente a él; vestia una túnica blanca, su cabellera larga y de color negro azabache hacia que pareciese aún más atractiva.
La curiosidad de aquel hombre por saber quien era la dama lo llevó a caminar más rápido para tratar de alcanzarla y entablar una conversación.
Pero aquella señorita también apresuro el paso sin voltear a ver quien le seguia y tal parecia que queria ocultar su rostro.
Al notar esto, el hombre caminó más rápido a modo de estar delante de ella y poder conocer a la misteriosa jóven, pero como la oscuridad no permitia verle el rostro cubierto por su hermoso pelo, lo único que alcanzo a contemplar gracias a la tenue luz de la luna fueron sus pies que no tenian aspecto humano, si no apariencia de patas de gallo.
Al verlos, el señor corrió asustadisimo hasta llegar a una tiendita que tenía unos pilares muy gruesos y unas banquitas de cemento, ahi encontro a un hombre que estaba sentado, a quien le conto que habia encontrado en su camino a una jóven que tenía patas de gallo.
En ese momento aquel hombre se levantó los pantalones hasta la rodilla y con una voz que causaba miedo le preguntó ¿acaso serán estas?. Al verlo, cayó al suelo desmayado y permaneció alli por mucho tiempo.
Recobro el conocimiento y pudo regresar a su casa y contar lo sucedido a su familia.
Al paso de los dias y al ver que no asistia a la fábrica, sus compañeros de trabajo se preocuparon y decidieron visitarlo, pero cual seria su sorpresa al encoontrarlo sin habla, con los ojos muy abiertos y el pelo aún erizado por la impresión. Dias después aquel hombre falleció como consecuencia de aquel susto.
Desde entonces la tiendita en la que se encontraba sentado el hombre misterioso no ha sido habitada.



Publicada por Sally martes, 17 de noviembre de 2009.

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